(Por JJM Caminero) Es una pregunta que lleva años rondándome la cabeza, especialmente sobre la Alta Política –aunque habría que definir, hasta dónde llega la Alta Política, ministros incluidos…-.

Partimos de una tesis, pero como ven, no es una pregunta retórica el título de este artículo, es una cuestión que para mí, siempre ha tenido mucha importancia. Partimos del hecho y del dato y de la experiencia histórica es que las personalidades, tanto psicológica como moral, también su historia personal tiene tanta importancia, en las personas que al final, son los que conducen el vehículo social y político y sociopolítico de cada territorio. Me pregunto, si los ciudadanos a la hora de valorar y juzgar los méritos de las personas que puedan ocupar los altos niveles de responsabilidad política, deberían los ciudadanos conocer más datos de esas personas… Pregunto y me pregunto.

Siempre surge una duda o una gran pregunta, si tanto exigimos a las personas que tienen que ocupar la Alta Política, no habrá candidatos posibles, para ocupar esos cien altos cargos en cada periodo de tiempo. Algo así, cómo cuándo se aplicaba una moral familiar muy estricta a los candidatos de la Alta Política de Estados Unidos, pues se llego a la conclusión, que si se restringía tanto, quizás, llegaría el día que no habría candidatos para elegir, entre varios…

Pero la cuestión, aunque sólo sea por retórica y por literatura queda clara… Ya, que nadie niega la gran influencia que los Líderes Máximos pueden tener en una sociedad o Estado. Hoy, organizados en forma de política, la pregunta y cuestión, es si los diez o veinte grandes líderes de cada formación, los ciudadanos antes de elegirlos, incluso los miembros de su misma formación política, antes de las famosas primarias, si tienen derecho a saber más datos e informaciones de sus existencias… no sólo las que ahora se conocen, sino más. Y, éstas se pueden dividir en dos grupos de cuestiones, reitero además de las que ya se conocen: estudios, trayectoria profesional, etc.

– Una, tenemos derecho a saber y conocer, que sea público su trayectoria educativa y laboral. En cuanto a la educativa, no sólo lo que han estudiado, sino las notas de todas las asignaturas, desde Secundaria hasta el máximo que hayan alcanzado. Ya que estos datos e informaciones, nos pueden proporcionar ideas y conocimientos, aunque sean aproximados, sobre la psicología profunda del y de ese ser humano… Evidentemente que sean ciertos. Compulsados por los órganos educativos pertinentes. Y, esto en las personas que quieran ir aspirando a niveles altos de responsabilidad y cargo y carga política…

– Dos, si la ciudadanía merece. No sé hasta dónde y hasta cómo. Pero la pregunta queda abierta, lo suficiente, sin entrar en grandes profundidades. Comprendo que son dos conceptos contrarios o contradictorios. Pero la cuestión queda abierta. Si debe la ciudadanía conocer datos de los progenitores y datos de sus antecesores, al menos, hasta sus abuelos. En una sociedad, que por las vicisitudes de la historia, tan presentes están las influencias de abuelos y abuelas en los nietos. Por los vericuetos tan graves de hace ocho décadas y algo más. Hay que preguntarse si no habría que saber y conocer más datos de este tipo. Siempre llegando a un límite. Para entender y comprender mejor a la persona, y, la persona que potencialmente va a ocupar altos niveles de responsabilidad política… Porque debemos confesar, que sobre algunas personas, de Alto Nivel Político, han tendido un manto de sombra, que uno no sabe que hay detrás…

Igual que dicen que en la Política Norteamericana, en la Casa Blanca, siempre existen cocineros, a cualquier hora del día, trescientos sesenta y cinco días al año, para el “inquilino de la Casa Blanca”, para que pueda pedir cualquier degustación. Y, siempre existían platos preparados de la comida favorita del actual mandatario. Se cuenta que de un presidente, creo que Nixon, siempre tenían tartas de chocolate, para si llamaba a la cocina pidiendo una porción…

Todo el mundo sabe y conoce, que los Altos Mandatarios Políticos y de la Política, desde hace siglos y milenios, tienen que tomar altas decisiones, graves decisiones, en situaciones de enorme tensión y angustia y sufrimiento. Por tanto, en esos momentos, minutos, horas, días pueden decidir cuestiones que superan sus posibilidades, que superan sus fuerzas, que los ponen en el límite como personas. En esos momentos, las historias personales son esenciales y las historias de sus propias familias, su psicología está hecha, entre otras razones, por esas dos combinaciones de su  historia…

Por lo cual, no sé, no sé cual es el límite. Si los ciudadanos, pregunto y me cuestiono, tenemos derecho, es un deber, que conozcamos más datos, de los candidatos que quieren optar a las Altas Responsabilidades del Estado y de la Sociedad y del Gobierno, aquí he citado dos conjuntos de cosas: No sólo estudios, sino notas de todas las asignaturas de sus estudios –cosa que también habría que hacerlo en otros oficios y funciones-.

Segundo, si habría que conocer más datos de las vidas y hechos de sus padres y abuelos –más en esta Celtiberia que tantas heridas arrastra, porque se dice en la calle, cómo tal candidato o tal otro, tal Personalidad de Alta Responsabilidad Política, nunca han ido al pueblo de dónde surgió y nació su padre o su madre o su abuelo o su abuela…-.

Esta pregunta se las hace parte del pueblo, ese pueblo que muchos tan poco valoran, porque piensan que es inculto, y, que se puede amaestrar y domesticar y llevar hacia dónde se quiera… Paz y bien…

https://x.com/i/flow/login?redirect_after_login=%2Fjmmcaminero © jmm caminero (09 septiembre 2025 cr).

Fin artículo 5.102º: “¿Tendrían que ser públicas las notas educativas de los políticos?”.