(Por La Novia Roja de la Prensa) Cada vez que sube el precio del huevo, no solo se encarece un alimento: se encarece el derecho a desayunar sin hipotecar un riñón. Vamos, que, en vez de tortilla de patatas, hacemos “tortilla imaginaria”. Mucho más barata y cero calorías.

Porque, claro, llega la magia del capitalismo: “Sube todo porque sí, y si no te gusta… ¡pues te aguantas!”. Ya mismo nos van a cobrar por mirar la sección de frescos en el súper.

Y luego está el típico gurú económico diciendo:

“Es la oferta y la demanda”. Pues muy bien, crack, pues si esa es la regla, dejemos de comprar. ¡Tod@s! Ni medio huevo, ni la cáscara, ni la foto del huevo. A ver si así a la “oferta y demanda” se les da la vuelta… ¡como a la tortilla! ¿Que aumenta el consumo? ¡Pero si la gente compra menos porque el precio da miedo! Abrir una huevera hoy en día es como abrir un cofre del tesoro: los huevos te miran como si fueran diamantes: “cógeme si te atreves”. Lo de la gripe aviar, vale, me lo creo. Pero antes, con pan, huevos, patatas y aceite no pasabas hambre. Ahora eso es el menú degustación de un restaurante de lujo, o la compra de un millonario excéntrico.

Total, la cosa se pone peor: sacrifican millones de gallinas, confinan a las ecológicas y ponedoras… Gallinas presas. Gallinas en arresto domiciliario. Gallinas tristes. Esto ya es Chicken Netflix original series: El Huevo del Desastre.

Y para colmo, justo ahora, llega la Navidad, donde las pastelerías tragan más huevos que un gimnasio de culturistas. La tormenta perfecta. El apocalipsis avícola en versión granja.

NOTA MUSICAL con un toquecito de humor.

🐔

“LOS POLÍTICOS TURULOCOS” (Melodía: La gallina Turuleca)

Yo conozco a unos políticos

que firman sin pensar,

suben impuestos a todos

para su sueldo aumentar.

 

Llevan trajes y corbatas,

y selfies sin parar,

pero cuando hay hambre o crisis

¡solo saben robar!

 

Los políticos turulocos,

qué desastre sin igual,

si les dices “cumple tu promesa”

se esconden en un tribunal.

 

Cierran hospitales y escuelas,

privatizan la electricidad,

y venden tierras y recursos

¡sin pensar en la sociedad!

 

Firman contratos sospechosos

y hacen leyes para engañar,

y las gallinas miran desde dentro

como diciendo: “¡Qué mal actuar!”

 

Suben precios y recortan ayudas,

y se olvidan del que trabaja,

mientras sus amigos y parientes

¡llenan bolsillos sin nada de gracia!

 

¡Chim pum, y cloc cloc!