(Bob Clark) “Tuve todos los problemas que se puedan imaginar”, dice Milagros Argüello, residente del área de Brickell, en Miami. Ella tenía diabetes, trastorno del sueño, tensión arterial alta, conductas adictivas y un diagnóstico de cáncer en fase 4. Además, no tenía trabajo ni seguro de salud. Pero ella hace honor a su nombre, pues está experimentando un “milagro”, como lo define la pionera de atención a la salud, Mary Baker Eddy: “…lo que es divinamente natural”.
Muchas personas renuncian a la vida, pero no Milagros, una de las mujeres más valientes que he conocido.
Argüello había estudiado el trabajo de los doctores Carl Simonton y Andrew Weil, líderes y pioneros de la medicina integral. Y decidió buscar a un médico cercano, cuyo trabajo integraba prácticas espirituales y opciones de estilo de vida con un programa de atención física. Quería una transformación total: un camino más allá de la medicina tradicional y la cirugía. Buscaba la verdadera curación, algo más allá de lo físico.
En su búsqueda, se encontró con el Dr. Ashwin Mehta, director médico de Medicina Integral de la Universidad del Centro Oncológico Integral Sylvester, de Miami. El Dr. Mehta mostró a Milagros cómo llevar la teoría a la práctica, cómo convertir su sueño en realidad.
El Dr. Mehta plantea que “todo ser humano tiene la oportunidad de obviar las capas externas y acceder a sus habilidades curativas innatas”.
El trabajo del Dr. Mehta curó la apnea del sueño que sufría Milagros desde hacía mucho. Después de eso, llegaron el ejercicio y la dieta. Y la actividad física fue su oportunidad para encontrar momentos de tranquilidad y centrarse en pensamientos positivos.
Durante mucho tiempo, Argüello luchó contra la adicción al alcohol, al tabaco y a los alimentos. Pero se dio cuenta de que, en lugar de centrarse en lo material, podía buscar el poder de lo divino. Sus crecientes prácticas espirituales, incluida la oración, le dieron un entendimiento más profundo de Dios. Como parte de ese proceso, aprendió a perdonar viejas heridas. Decidió dejar de ser víctima de su pasado.
Argüello tomó el control de su salud. Demostró que la curación verdadera va más allá de lo físico. Ella lo resumió así: “La sanación del alma es un remedio efectivo para el cuerpo”. Comprendió el valor de la espiritualidad, el perdón y la gratitud.
¿Es fácil? De ningún modo. Pero Argüello dice que ahora en su vida hay esperanza y felicidad que provienen de una fuente divina.
La experiencia de Argüello es un buen ejemplo de una espiritualidad que desemboca en un nivel superior de la conciencia. Espero que su perseverancia y el cambio radical de su pensamiento lo inspiren a usted, como me sucedió a mí.
Bob Clark es practicante de la Ciencia Cristiana Belleair, Florida. Lea su blog en simplyhealthyflorida.com.