(Por Eduardo Madroñal Pedraza) Hoy no hablamos de Trump, hablamos de la clase dominante de Estados Unidos. Hoy no hablamos de Trump, hablamos de la Estrategia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos de América (ESN-EEUU) -donde se fija el rumbo de su política exterior- que se acaba de hacer pública. Hoy no hablamos de Trump, hablamos de la clase monopolista estadounidense y, entre otros, de su objetivo explícito de fracturar la Unión Europea, de intervenir en la política interna de los países europeos para favorecer a las fuerzas “patrióticas”, porque los vendepatrias europeos se disfrazan de “patriotas”.
De una relación de alianza y dependencia a una de vasallaje
“Estados Unidos anima (…) la creciente influencia de los partidos patrióticos europeos (…). Cultivar, dentro de las naciones europeas, la resistencia a la trayectoria actual de Europa; (…).” ESN-EEUU.
Un salto en el saqueo económico, la degradación política y el encuadramiento militar de los países europeos. Un salto en el expolio sobre los países y pueblos europeos, recortando salarios y dinamitando los restos del estado de bienestar. El auge de la ultraderecha juega el papel de ariete del hegemonismo para romper el consenso político entorno al modelo social.
El vergonzoso plegamiento de la Comisión Europea a EEUU ha dado como resultado un trasvase de más de un billón y medio de dólares a las arcas de la burguesía monopolista estadounidense en forma de subida de aranceles (del 4,8 al 30%), compra de energía, material militar y otras inversiones.
Los efectos del impuesto 5% de gasto militar son congelación de pensiones, menos empleo público y recortes sociales, la demolición y privatización de la sanidad, educación, pensiones y dependencia, hasta niveles impensables hace unos años. Somos los ciudadanos europeos los que vamos a pagar el expolio hegemonista.
EEUU es la única superpotencia
“¿De qué medios dispone Estados Unidos para conseguir lo que quiere? (…) El sistema financiero y los mercados de capitales más importantes del mundo, en particular el estatus del dólar como moneda de reserva mundial; (…). El ejército más poderoso y competente del mundo; (…)”. ESN-EEUU.
Sólo el hegemonismo estadounidense cuenta con un régimen estatal controlado por un capital monopolista extraordinariamente concentrado.
El capital monopolista de Estados Unidos posee el control absoluto, concentrado y centralizado sobre el Estado más poderoso del mundo. El PIB conjunto de la Unión Europea supone cerca del 18% del global, y es comparable al de EEUU (23% del PIB global). Pero mientras que las burguesías monopolistas europeas se reparten las cuotas de poder sobre las instituciones supranacionales de la UE, la burguesía monopolista estadounidense controla para sí sola todos los aparatos de una superpotencia.
El máximo exponente de esta concentración de poder es su complejo militar-industrial, ahora también tecnológico, la mayor concentración de capital del planeta, donde se entrelazan la poderosa industria armamentística de EEUU, con los grandes bancos y fondos de Wall Street y la industria tecnológica, en “unión personal” con el Pentágono.
Su hegemonía descansa sobre su ventaja militar
“Queremos reclutar, entrenar, equipar y desplegar el ejército más poderoso, letal y tecnológicamente avanzado del mundo (…). Queremos disponer de la fuerza de disuasión nuclear más sólida, creíble y moderna del mundo (…)”. ESN-EEUU.
Pero el aspecto fundamental sobre la que descansa su hegemonía mundial es la incomparable y sideral ventaja militar de EEUU. Ningún otro país del mundo cuenta con 200.000 efectivos y siete flotas desplegadas fuera de sus fronteras, en más de 800 bases militares en 80 países. Los 27 países de la UE suman 25.000 efectivos y 40 bases.
El gasto militar de EEUU alcanzará en 2025 casi el billón de dólares (962.000 millones), aproximadamente el 40% del total mundial. Para igualarlo, deberíamos sumar a las siguientes diez naciones del ranking de gasto militar. El gasto sumado de todos los países europeos juntos es tres veces menor y supone el 15% del total mundial.
Ellos en su ocaso, nosotros en avance
No hablamos de Trump -autoritario e imprevisible-, hablamos de la respuesta de la burguesía monopolista estadounidense, de su dictadura hegemonista mundial para tratar de paralizar su ocaso imperial, una respuesta a la defensiva ante su aceleración. Pero su voracidad es superior a su capacidad. Es la lucha revolucionaria de los pueblos y países la que ha situado a la superpotencia estadounidense en su ocaso final; ésta es la verdadera razón de la agresividad a la defensiva del proyecto yanqui.
Eduardo Madroñal Pedraza
















