(Francisco Javier Zambrana Durán – Palacio de los Deportes José María Martín Carpena)

¿Cómo contar con palabras lo que solo plasman los sentimientos? ¿Cómo describir el sentir de miles de personas en el Palacio de los Deportes de Málaga ante uno de los mejores espectáculos de su historia? ¿Cómo?

Javier Fernández y todo su grupo de patinadores dieron una lección de estilo, dominio y maestría en una noche apasionante para los amantes de la disciplina del hielo. Un evento ideado para el disfrute y para olvidar las competiciones hizo las delicias de todos los presentes sin excepción alguna.

La reunión de profesionales de la talla de Evgeni Plushenko, medalla de oro en Juegos Olímpicos; o de Yuka Sato, apodada la reina del patinaje, hizo de la actuación algo más que simple baile sobre cuchillas. Una aclimatación idónea introdujo al respetable en el sentimiento que transmite el patinaje, cuidando en cada momento las transiciones musicales, de iluminación, y, ante todo, las de los que interpretaban.

Cantantes de la talla de Diana Navarro o Eva Ruiz pusieron el broche de oro a la poesía en movimiento que describieron algunos menos conocidos mediáticamente como Jeffrey Buttle. Carlos Jean y Elladj Baldé dieron el toque más acróbata a la gala con un ritmo frenético que alternaba con la pureza del resto de patinadores.

El patinaje llevado al extremo

Apenas 10.000 personas conocerán a Annete y Jannick. Málaga tuvo el placer de hacerlo. Esta pareja especialista en acrobacias sumamente extremas, se jugó el todo por el todo en cada paso de sus coreografías, hasta el punto de dejar asombrados a buena parte de los asientos del Martín Carpena. Decir dominio sería quedarse a años luz de la capacidad de estos patinadores a la hora de actuar.

Ambos tomaron la pista como si se tratase de un parque de bolas en el que se divertían sin que nadie les supusiese molestia alguna. Boquiabiertos, cada uno de los presentes no pudo dar crédito a lo que sucedió durante aquellos escasos minutos que las palabras dejan de poder describir.

Eva Ruiz interpreta Karma junto con Yuka Sato. – Fuente: FJZD – DA.
Trabajo y trabajo

El fruto que siembran estos profesionales es el que se recoge después de cada intensa jornada. Día tras día entrenan sin cesar, buscan hacerse de oro en cada segundo en el que mantienen el equilibrio sobre las afiladas líneas. A causa de este trabajo, se pueden obtener resultados inauditos previamente, justo los que Javier ha traído a Málaga.

No se le podría poner un pero a un espectáculo dirigido desde primera hora como si se tratase de un evento masivo. La línea de la perfección quedó a escasos metros del show, y no precisamente por encima, sino por debajo. La perfección fue incluso superada, se marchó de las líneas de concepción de los presentes. Porque, una vez más, el patinaje demostró ser algo más que una disciplina.

Arte

Quizá pocos se percataron en el día de ayer de que leer a Shakespeare o a Camus era el equivalente a presenciar a Javier sobre el agua en estado sólido. Quizá fueron muchos. Quién sabe qué espectadores denotaron el arte que la escena destilaba en cada punto en el que los profesionales dejaban entrever su facilidad para desarrollar el programa. Y es que, ver en carne y hueso a seres humanos capaces de bordar la perfección, en pocas ocasiones no nos remite a este arte.

Patinar es algo más que un simple deporte. Es llevar la elegancia al punto más álgido y combinarla con cualquier forma de escritura, pintura o arquitectura. Jugar con los sentimientos, dirigirlos hacia el asombro, el compañerismo entre público y patinador, eso es patinar. Eso es lo que Javier y su equipo plasmaron en Málaga y plasman en cada una de sus apariciones en Revolution On Ice.

Describirlo con palabras puede ser imposible. Hacerlo con aquellos zapatos que en el siglo XII dieron una utilidad al hielo de las calles más frías de Europa tal vez no. De hecho, ya se ha llegado a hacer.


Realizado por: Francisco Javier Zambrana Durán (@neyfranzambrana/Francisco Zambrana).

Fotografías de Francisco Javier Zambrana Durán. – Todos los derechos reservados.