(Manuel José Águila) Empezamos en año con nuevas entregas poéticas de nuestro reciente colaborador desde más allá del Océano Atlántico. Esperamos que sea de su agrado.

YO SÉ QUE VOLVERÁS 

Tengo la completa certeza,

yo sé que volverás

cuando abandonen su desnudez

el almendro y el nogal,

y se disipe sigilosamente

en el devenir de los días

lo vulgar y ordinario,

cuando por los yermos campos

el gélido rocío

ya no cubra el herbazal

y la cigüeña abandone su nido

sobre el vetusto campanario,

cuando venzan la lavanda y el romero

al desapacible temporal,

estoy bien seguro de ello,

yo sé que volverás,

cuando las sombras poderosas

ya no vuelvan a acechar

y el trinar del jilguero resuene

por los recodos de mi corazón

cuando se disipe la bruma frondosa

que a la alameda desea devorar

y la naturaleza cerebral

sorprenda con la nueva estación

abriéndose paso el manto floral,

cuando la tórtola vuelva a la fuente

para su sed poder saciar,

no tengo ninguna duda,

yo sé que volverás,

cuando sentado por la bahía

vea la vela de tu barca arribar

y la varemos juntos

por la arena caliente,

cuando las campanas de la capilla

redoblen alegres sin cesar

y ya no quede resquicio de duda

ni zozobra en mi extenuada mente,

cuando erradiques mis demonios

y mi alma se vuelva a elevar,

yo sé que por fin volverás,

y a partir ese día nunca más te irás

 

 

 

MÍRAME

 

Mírame porque te miro,

terciopelo perezoso

que áspero acaricia,

ser irracional delicia

teñida de loca cordura,

languidez de tu suspiro,

Bésame porque te beso,

mano que te ansía rozar

te sueño al despertar,

te pienso dormido,

distancia sombría,

luz por tu regreso…

Siénteme porque te siento,

así salada y profunda,

gaviota sobre el mar,

brisa de azahar

peinando tus mejillas,

fugaz infinito

de eterno momento…

Quiéreme porque te quiero,

campos sembrados

se volverán a segar,

borrasca al caminar

al trigo dorado,

mirada inocente,

jilguero a punto de volar

 

 

 

A MI SANGRE, A MI CARNE

 

Desde el instante en que te vi por vez primera, teniéndote entre mis brazos, mi amor por ti fue, es

y será tan arrollador e inmenso como el propósito de estar siempre a tu lado y enteramente a tu

disposición, humildemente para lo que tú me necesites.

No, por favor… no me lo agradezcas… nada en este mundo me hace más feliz que eso, te lo

aseguro… ojalá un día también puedas experimentar la sensación de traer una nueva vida a este

mundo y sentir esta inmensidad que siento yo por ti.

Es un verdadero placer esforzarme a cada segundo de mi existencia por ayudarte en lo posible,

que me sientas cercano y allanarte todo lo que a mi alcance esté el camino áspero y pedregoso de

la vida.

Por este motivo, de la misma forma que me encanta reír y pasarlo bien contigo y adoro también

colmarte de besos, abrazos, mimos y caricias, trato siempre desde toda la paciencia, ternura y

comprensión que me inspiras, de instruirte lo mejor y más sabiamente que sé para los

innumerables momentos duros que tarde o temprano se cruzarán en tu destino.

Ya verás como la vida es un viaje fascinante, lleno de anécdotas y vivencias especiales y

maravillosas, a veces te parecerá incluso novelesca, como un pasaje lleno de aventuras, pero de

igual manera, debo decirte que experimentarás inevitablemente el dolor y la tristeza, que tratará de

abalanzarse salvaje sobre ti como una oscura bestia.

Padecerás en tu propia piel terribles encrucijadas, encontrarás momentos en que estarás entre

multitudes, pero a la vez, sentirás el abismo de la más profunda de las soledades. Es posible que

incluso puedas llegar a pensar que este camino a seguir ni siquiera tiene sentido, que no vale la

pena y no aguantas más, que quieres tirar la toalla de una vez por todas, quedarte en la cuneta y

no continuar. Pero por favor, nunca te rindas, mantente firme y con decisión, deja que te guíe la

fe, el amor, la felicidad, la tenacidad y la fortaleza, tu sensatez. Hazlo por todos los que te

amamos, pero sobre todo y ante todo, por ti.

Sea como fuere y como te digo, nunca te dejes derrotar, aprieta los puños, mira el horizonte con

dicha y esperanza y no pares de luchar, da lo mejor de ti sin dudarlo, merécete todo lo que se ha

hecho por tu persona. Sé perfectamente que es más fácil decirlo que hacerlo, pero abandonar es

de cobardes y tú desde luego no lo eres…

También sucederá que, dentro de muchos años, espero sinceramente que muchos, yo ya no esté

contigo físicamente porque ya me fui, pero lo creas o no, oleadas de amor puro e inagotable te cubren,

protegiéndote en todo momento y tanto yo como todas las personas que te aman,

nos aseguraremos de que sientas toda tu vida esa invisible pero bendita protección,

estando aun aquí o habiendo ya partido. De hecho, por lo que a mí respecta,

sabes que estaré a tu lado siempre, tanto en la otra vida como en esta, porque mi

amor por ti no posee solamente el mero plano terrenal, sino que va mucho más allá, puedes

creerme. Seguiré teniendo el placer de continuar siendo tu guía, tu protector, y como siempre,

darte todo mi más profundo y sincero amor y ternura.