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(Esperanza Mena) Hoy no voy a charlar conmigo misma, os voy a mandar un cuento con una pregunta…. 

¿QUE  ES MEJOR: SUEÑO, O REALIDAD?

El verde esmeralda de la manigua todo lo cubre. La fronda es tan espesa que hay que abrirse paso entre las zarzas y trepadoras que cubren los altos árboles que buscan el cielo como si fuesen pájaros voladores.

El liquen abraza los troncos de las centenarias secuoyas  y pinos, como madre amorosa que abrigan a sus hijos. La floresta es hermosa, madreselvas en flor y bellas orquídeas escondidas como princesas encerradas en torres de marfil.

Al fondo, casi invisible, un lago de aguas cristalinas donde solo se oye el croar de las ranas montadas en  hojas de  nenúfares como si fuesen  barcas.

Desde  la alta roca, una cascada como cola de caballo cae sobre él, con una melodía rítmica y melódica que hace olvidar hasta el tiempo.

La luz solar se fue apagando lentamente y, abriéndose paso entre los árboles, unos rayos de luz plateada iluminan el  agua mansa y transparente. De pronto emerge del fondo del lago una bella figura de mujer. Es la ninfa que allí habita. Su cuerpo casi etéreo, piel blanca mejillas sonrosadas, pelo rubio y rizado, sujeto con una diadema de madreperlas y un velo transparente le cae sobre los hombros y le da un aspecto casi irreal.

A lo lejos, el canto de un ave nocturna la acompaña y baila con ella, sabiendo que solo cuando llega la noche, disfrutará de su libertad; en ese espacio de tiempo  puede hacer todo lo que desea. No hay límite. Por eso solo quiere que llegue el ocaso del día.

La luna sigue deslizando su blanquecina luz sobre las aguas, y entre bailes la Ninfa de los sueños dice:

“Venid a mí, frágiles humanos, y os transportaré a paraísos lejanos,  donde gozar de la poesía. Aquí  podéis realizar vuestros deseos más íntimos; aquí  no existe el tiempo ni el espacio; solo Morfeo es el rey de todo y deja que fluyan los sueños libremente, tal vez, románticos amores, o escondidos deseos inconfesables, encuentros con seres ya perdidos que en la mente se han quedado.

Tal vez soñéis con la riqueza, que en la vida se os ha negado, o con una caricia deseada, que nunca nadie te haya dado. Yo te ofrezco todas esas cosas, cuando la noche tienda su manto sobre el mundo de los hombres.

Yo os acogeré  en mis brazos amorosos, como una madre acaricia a su retoño, y dejaré que poséis en la almohada vuestras cabezas y con cariño cerrare vuestros ojos.

Sigue su danza única  y maravillosa  ajena a todo lo que le rodea, hasta que empieza a alborear, y tímidamente intentan traspasar el tupido follaje los rayos de un sol mañanero.

Nada más  divisarlos la Ninfa, vuelve sobre sus pasos, y suavemente se sumerge en el lago sin siquiera mover las aguas,  cuando desapareció solo quedaron unas ondulantes y bellas ondas, como si un dedo divino las dibujara…

El alba se impuso a la noche y termino la magia; todo vuelve a la rutina, a la desidia, a la desesperanza, a la tristeza, esa que el hombre ha creado dentro de él mismo como un mal compañero de viaje del que no es capaz de escapar.

Atrás quedó el tupido follaje, él verde musgo y el tranquilo lago. Ya no cantan las Canoras su linda melodía, solo el ruido de la gran ciudad atronará nuestros oídos, y el ritmo frenético de la vida nos va engullendo lentamente como un cáncer que nos corroe y nos va minando todos los sentidos, hasta el punto que no vemos la belleza que nos rodea como no sea en sueños.