Antonio Serrano Santos: María Zambrano, nuestra paisana, veleña, una de las figuras más famosa de la filosofía y el pensamiento contemporáneo, de la poesía y la enseñanza, mundialmente conocida, republicana de pura cepa, en una entrevista con el rey Juan Carlos, le dijo: “Nunca pensé que llegaría a ver un rey republicano”.
Esta insigne mujer estaba admirada y asombrada, y veía con buenos ojos la extraña y contradictoria faceta histórica del PSOE que había aceptado y gobernado con la monarquía constitucional más tiempo que ningún otro partido. El 64% de ese tiempo. Y ahora surgen en sus filas movimientos antimonárquicos, reclamando la 2ª.República, siguiendo la  política de IU. Esta es la realidad actual española que nadie puede negar, y que, estando en su derecho, corresponde a ellos justificar su reclamación.
María Zambrano recorre medio mundo, desde su exilio, como profesora de universidades; conferenciante, reclamada y conocida por sus muchas obras filosóficas y poéticas. Directora y colaboradora en revistas y demás publicaciones en distintas lenguas  y en diversos países. Doctora “honoris causa”, Premio Príncipe de Asturias de la Comunicación; Premio Cervantes, etc. Es imprescindible conocer su vida y obras para poder hacerse una idea de esta republicana y de la necesidad que tienen los republicanos de ahora, y los de siempre, de conocer y aplicar las  posibilidades reales de una República abierta a los cambios de la historia. La República de los años treinta, a pesar de los nostálgicos que lo intentan, no puede ser la misma que la del siglo XXI. Como todas las formas de gobierno. Las manifestaciones actuales, muchas agresivas, insultantes, exaltadas y sin control, muchas, con mayor peligro por su difusión e incitación en los medios sociales modernos, contra la monarquía y la religión, la católica, en especial, tiene los mismos síntomas precursores de la 2ªRepública que nos llevó a la guerra civil, porque, aún antes del levantamiento ilegal de Franco, comenzaron las quemas de iglesias y conventos y el descontrol de las turbas exaltadas que el mismo Azaña no pudo controlar. Y esto lo presintió y auguró, advirtiéndolo, nada menos que la republicana  más importante de la historia española.
“ María Zambrano, en palabras de un comentarista actual, es tenida por una roja en la mayor parte de los ambientes autodenominados progresistas. Una roja integral. Sin embargo, hay que conocer bien el color rojo en toda su gama para no errar el diagnóstico.” María Zambrano militó en la “Acción Republicana” de Azaña, participando en la campaña de las municipales de 1931 hasta mitad de mayo. Y se da de baja ante la pasividad de las autoridades de la República ante el incendio de iglesias. Incendios anteriores al levantamiento ilegal de Franco en medio de un caos en el que el mismo socialismo se alzó en contra de la República abocando, luego, a la terrible guerra civil.
En el manifiesto del Frente Español aparecido en el periódico Luz( 7 de marzo de 1,932), con la primera firma de Zambrano,  en él se dice de la República:: “Una política que no sabe guardar el único valor perenne de la idea liberal: el sentido de respeto a la dignidad espiritual del hombre”. Y más adelante: “ no es un azar, sino un síntoma de la enfermedad de la política presente el que la mayor pasión e incomprensión se hayan puesto en la cuestión religiosa”, llegando a afirmar que se está dando “una persecución del sentimiento católico”. Y sigue afirmando en el Manifiesto: “España tiene hoy en el mundo una misión propia que cumplir: la defensa de los valores del espíritu frente a los materialismos que amenazan destruirlos”.
Ninguna forma de gobierno en toda la Historia, desde los clásicos greco-latinos hasta hoy, es una forma perfecta. Ni la democracia, ni la república, ni la monarquía. No podemos olvidar el lado humano de las cosas. Hasta la Iglesia Católica, definida siempre como sociedad perfecta por su fundador, Jesucristo, perfecto Dios y perfecto hombre, por sus medios, los sacramentos, y sus fines, la santificación y salvación de los hombres, porque también tiene su lado humano, por el que es pecadora e imperfecta. Y la Iglesia la forman, no sólo los clérigos, sino también todos los cristianos. Identificar la derecha con la religión y a la izquierda con la increencia y el ateísmo es falso. Porque en la primera hay ateos y agnósticos como en la segunda hay creyentes. Por lo que las persecuciones van contra la misma religión más que con las personas. En la izquierda se tolera a los creyentes si aceptan de alguna manera su ideología; y en la derecha se les persigue. Es el absurdo odio contra el mayor ejemplo y símbolo del amor: Dios en Jesucristo que murió perdonando a sus verdugos. Hoy siguen en España las persecuciones religiosas, incruentas hasta ahora; y sangrientas, en muchos países; y en todos, el mártir muere perdonando. Sabe el cristiano que seguirán las persecuciones y que es necesario para que se vean los verdaderos de los falsos. Y están preparados para unirse a los millones que le preceden.  Ya lo avisó el primer Mártir. Hay algo más que humano en esas persecuciones. Algo diabólico. En la Iglesia hay pecados, defectos y hasta corrupción. ¿Pero es que los demás grupos sociales son perfectos, sin pecados, defectos y corrupción? ¿Hay un sindicato, un partido político, una justicia, una institución, hoy más que nunca, que esté libre de ellos?” Si hay alguno sin pecado que tire la primera piedra contra ella”. Hoy más que nunca no hay nadie que haga tanto bien a la Humanidad, a los pobres y enfermos, como la Iglesia Católica. Desde Cáritas hasta los misioneros que dan su vida entre los países pobres del mundo. La Iglesia se va purificando y revisando, como vemos en este Papa Francisco. Lo mismo tienen que hacer la República, la monarquía y la democracia.
La monarquía ha sido aceptada hasta ahora como monarquía constitucional. Gracias a que ya desapareció el fantasma de la monarquía absoluta. Hasta hoy ha ejercido un papel fundamental como moderador, principio y garantía de la unidad nacional y territorial, beneficioso, política y económicamente, en las relaciones de España con todos los países. Nos libró, mediante una decisión firme y rápida del golpe de Estado del 23 F, y de una muy probable dictadura de tipo militar y la muy probable también nueva guerra civil. Esto merece nuestro reconocimiento y gratitud. La crisis que está pasando ahora no es por causas personales, sino anexas y circunstanciales, disculpándose los fallos humanos puntuales ajenos a su función real. Esto no es una simple defensa de la monarquía, sino una evidencia de la realidad al margen de toda intención política. Ni una mera defensa de nuestra débil democracia; ni un rechazo a la República, en sí misma, necesitada también de nueva orientación y revisión.
La democracia, la nuestra, es todavía inmadura, surgida de la Transición. Todavía no se cumplen ni se respetan las normas de convivencia, la tolerancia real de las ideas, de la libertad de expresión, de creencia. Hoy por hoy las manifestaciones agresivas se imponen en las calles queriendo suplir a las urnas. Se pide un referéndum cuando ya se tuvo, prácticamente, en las elecciones. Una minoría no puede imponerse a la mayoría que votó aceptando la forma de gobierno actual, con todas sus deficiencias. Hay que esperar a nuevas elecciones o adelantarlas si es preciso, si el pueblo no está contento, pero una consulta es redundancia inútil porque ya los votos dieron su respuesta como el mejor referéndum.
Pero, sobre todo, lo que hace digno todo deseo de una forma determinada de gobierno, sea la que sea, es el modo de procurarlo; es el respeto a la dignidad de la persona, como defiende María Zambrano. Descalifica todo intento de gobierno el insulto, la imposición, la intolerancia a las ideas y deseos de otros. El odio que subyace en esas actitudes. La violencia. Sin olvidar la ignorancia y la malicia. Esta última, como semilla del diablo, la tentación de la antigua serpiente, quiere endiosar al hombre llenándole de soberbia y ambición de poder destructivo de los hombres, sus hermanos. Las dictaduras son claro ejemplo de ello, y tanto una Democracia mal dirigida, como una Monarquía inconstitucional, como una República mal orientada, pueden convertirse en una de esas terribles dictaduras.
María Zambrano dijo a Rosa Chanel: “Yo soy católica porque nací católica y no voy a renegar”. A esta misma, en 1953: ¿ Cómo no has descubierto todavía que soy muy poco inteligente y que no tengo talento alguno? Sólo un soplo de amor a Dios y a algunos prójimos”. Testamento otorgado el 8 de mayo de 1989, cláusula segunda: “Declara que pertenece a la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, en cuya fe y doctrina fue educada y en cuyo seno desea morir. Eligió su epitafio: “Surge, amica mea, et veni”.(Levántate, amiga mía, y ven). Del Cantar de los Cantares.
Azaña, su compañero de ideas, murió asistido por el obispo de París., a quien pidió le visitara y recibir los últimos sacramentos. Dolores Ibarruri, la “Pasionaria”, murió asistida por un jesuita que le administró los sacramentos. Ella había sido de comunión diaria antes de meterse, por influencia de su esposo, en política. Al morir cantaba: “Cantemos al amor de los amores…”
Estos son los republicanos, como otros muchos, precursores, al fin, de la  que podría ser, desafiando a la Historia, la nueva República del siglo XXI.