(Francisco Javier Zambrana Durán – El Portón). El grupo internacional de jazz, Bokanté, hizo las delicias del público alhaurino en el ecuador del Portón del Jazz 2021. En el último concierto de su gira tras la pandemia, trajo consigo lo mejor de su repertorio y la exquisitez de su conjunto multinstrumentista que tanto representa al proyecto de Malika Tirolien y Michael League.

Pasar de un ritmo movido a una calma que emocione al respetable no es sencillo. Tampoco controlar nueve instrumentos a la vez. Ni que estos luzcan por sí solos. Lo que hace Bokanté no es cotidiano. No. No son cuatro simples notas que se replican en cada canción hasta quemar el cerebro. Son cientos de vivencias, de experiencias sonoras que penetran, no solo en los oídos de quienes estén presentes, sino también en su recuerdo.

Entre otras cosas, porque lo que hacen es música.

Sí, no existe una mejor definición de lo que es la música que lo que esta reunión de nacionalidades (americanos, suecos, canadienses, guadalupeños y japoneses) trae al escenario en cada uno de sus temas. Bokanté es potencia, es ritmo, es un solo de guitarra eléctrica con una Stratocaster teñida de un Sunburst que rompe los esquemas. Bokanté es una Steel Guitar rugiendo en su plenitud y medida en cada nota con precisión de pianista. Es un bajo que descansa sobre una percusión de escándalo. Es magia.

Con sus canciones, transportan al público a otro lugar, a otra dimensión completamente distinta de allá donde se encuentren. Ya sea el Portón, sea la ciudad de los sueños o un banco de un parque en Nagasaki; Bokanté enamora. La capacidad para cambiar de un estilo a otro, de romper con el baile y volver a lo dramático en cuestión de segundos, unida a la versatilidad de sus músicos lo convierte en uno de esos grupos llamados al éxito.

Sin embargo, esta reunión de artistas no es un simple conjunto de personas que saben tocar un instrumento. Al menos, durante la noche del viernes demostró en el escenario del Portón que su compromiso con el arte iba más allá, y no solo querían marcar y echar raíces en este gremio, sino también dejar una huella social. Y es que, Bokanté también es protesta, es reivindicación, es un solo de voz tronador de su cantante, Malika Tirolien, pidiendo en una nota alta el fin de problemas de nuestro mundo actual.

Es una mezcla de culturas. Es la convergencia a la que una sociedad debería aspirar. Es tanto que no puede ser descrito en pocas palabras, ni siquiera en pocas notas. Es distinto, y eso, precisamente, es lo que lo hace único.