(Esperanza Mena) Hace una semana que puse el titulo de esta charla, pero por motivos personales no pude escribirla.
Quería decir que entre la vida y la muerte, solo hay una línea delgada e imperceptible y este terrible accidente me ha dado la razón.
¿Quién de esos pobres que iban a pasar un gran día pensó que se podía morir? ¡Ninguno!
La vida es tan frágil algunas veces, y los seres humanos no le damos la menor importancia, vivimos ajenos a lo que sin remedio alguno, tarde o temprano a todos nos tiene que llegar.
La muerte no respeta a nadie, con su mísera guadaña, arrasa tanto a niños como a mayores, ese es su fatídico cometido; por eso siempre hay que tenerla presente como algo inevitable, pero nunca hay que obsesionarse con ella, pues cada uno tiene señalado el día de su nacimiento y el día de su muerte.
Vaya pues, hoy, mi sentido pésame a todos los familiares y amigos de las víctimas y a ellas, les deseo que descansen en la paz del Señor.