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(Susana López Chicón) Esta claro que uno solo puede creer en la promesa de Dios y para nada en los hombres que prometen. Somos humanos y ponemos nuestra fé muchas veces en quienes no deberíamos haberla puesto y quizás por eso nos equivocamos y con nuestra decisión y sin quererlo provocamos situaciones en los demás que no hubiéramos deseado y que incluso nos salpican y hasta nos afectan y a veces, como nos ha ocurrido a nosotros somos lanzados al fango de una manera cruel, cínica y sin sentido por aquellos en quienes creías o al menos en quienes confiabas. No, no estoy hablando de amigos infieles sino de infieles a la verdad, a la justicia, a las ideas, a las normas, insensibles a la desgracia ajena, verdugos que van arrojando cabezas y dilapidando familias, sin el menos gesto de dolor o piedad y que son capaces de hacerlo en estas fechas donde debería de privar el amor, la solidaridad, el respeto a los demás y la compasión. No hay mejor forma de demostrarlo que con un gran regalo, un enorme presente con un envoltorio lleno de incertidumbre, vacío, dolor y desgracia, una patada en el culo a quienes fueron los elegidos, aquellos que durante tanto tiempo dieron la cara hoy se les honra dándoles la espalda….Solo me queda decir Gracias y lamentar que quien me da la fé y quien me la quita pertenezcan a la misma tribu de Judá, me sigo quedando con el primero que seguramente será quien nos de la fuerza para seguir adelante….