hand-65688_640(Susana López Chicón) La algarabía de los niños de aquel parque en el que se encontraba apenas le permitió oír el sonido insistente del móvil. Pasaban una tarde familiar en la que decidieron llevar a sus hijos a que descargaran adrenalina y energías correteando por aquel jardín público.

 

El motivo de aquella llamada que provenía de un conocido, estaba relacionada con un tema laboral que venía coleteando desde hacía un año pero con ciertas posibilidades y algunas esperanzas, pero nada hacia presagiar que la noticia fuese tan fulminante e inesperada, en esa semana se ocasionaría el despido de los trabajadores de la empresa en la que su esposo llevaba más de quince años y la mayoría de aquellas familias se quedarían sin trabajo, con sus hijos pequeños. El hecho era ya una realidad.

Entre sollozos y una angustia atroz miraba a sus hijos a lo lejos ajenos a la noticia jugando y riendo con la misma alegría que ella y su marido tenían hacía solo un instante, mientras las lágrimas cada vez eran más acusadas y la desesperación le cortaba la respiración.

 

Su marido al igual que el resto de muchos compañeros iba a la calle, no lo podía creer no podía ser cierto, no daba crédito a la oscuridad en la que aquella voz la estaba sumiendo, aquello no solo era algo inverosímil sino inimaginable en aquel momento y aunque trataba de escuchar buscando una esperanza, las palabras se tornaban oscuras, negras y cada vez más lejanas al igual que el futuro de su familia.

 

A un ritmo vertiginoso y mientras sus oídos no paraban de tratar de asimilar  aquellas malas noticias, su mente proyectaba una película de la situación futura, de cómo saldrían adelante sin aquel ingreso, como solucionarían los gastos fijos, el día a día, las necesidades de aquellos hijos casi adolescentes, la alimentación, las deudas…. y en un alarde de secuencias iban apareciendo imágenes terribles, al compás de aquel sonido patético que no daba ninguna opción a un retazo de luz sino a la más terrible y cruda realidad….

 

El móvil cayó de sus manos nada más colgar y la sensación de que la tierra se la había tragado fue más patente, no tenía fuerzas más que para llorar…no sabía que hacer…el nudo en la garganta había atravesado de parte a parte  su cuerpo entero, ni siquiera se percató de que la gente la miraba…al diablo la gente!!!…… ya nada tenía sentido. Solo había dos opciones caer de lleno en la depresión más absoluta o tratar de levantarse arañando cielo y tierra y dejándose el alma por los hijos….

 

Una sociedad en crisis y la decisión de un grupo de personas había conseguido dar un vuelco a su vida, una vida de luchas, trabajo y tesón   ya no era designio divino, no podía ser achacable al destino, la salud o la mala gestión familiar…No… su vida y la de muchas familias  dependían de la decisión de un par de personas, que al igual que lúdicamente se rellena una quiniela, habían tachado al voleo poniendo la X sobre aquellos padres de tantas criaturas que quedaban tachados como personas, como individuos productivos, como seres humanos con su día a día hasta ahora  medio resuelto para pasar a ser destituidos de todo en la mínima secuencia de un segundo.