(Jesús Miguel Relinque Mota, Profesor de instituto de Málaga) Resulta ser un fenómeno más que evidente y habitual en la vida de muchísimas personas en la actualidad no conocer  el modo de aceptar la vida tal y como les viene , como les acontece.

Este hecho debería ser un asunto bastante preocupante para padres y educadores.

Inevitablemente la vida nos lleva a todos por caminos que no esperamos ni conocemos y que en múltiples ocasiones nos ocurren acontecimientos tanto buenos como malos que por desgracia no sabemos asimilar o aceptar.

Los eventos aparentemente buenos a veces no lo son tanto y los eventos aparentemente malos tampoco lo son.

En realidad todo es relativo porque un acontecimiento malo te puede llevar a una situación mejor y un acontecimiento bueno a una situación peor.

Pongamos el ejemplo de la persona que se divorcia y al principio cree que es terrible, pero luego su vida se transforma en una vida mucho más positiva y sobrellevable que la que tenía cuando estaba casado con una persona que no le hacía feliz o incluso con la que se sentía fatal.

O por otro lado podemos poner el ejemplo  una la persona a la que le toca la lotería y acaba peleado con sus familiares, hijos , hermanos etc… por cuestiones de interés económico.

En conclusión un evento en apariencia positivo como que te toque la lotería te lleva a una situación de vida mucho peor de la que tenías anteriormente por consiguiente todo en la vida es relativo y depende del prisma desde el que se analicen las cosas.

Definitivamente es muy importante enseñar en las escuelas y hogares a niños y adolescentes a tomarse la vida con aceptación aunque  no con conformismo y a asimilar las cosas buenas y malas de una manera sana mentalmente, pues esta manera de educar puede llevar a nuestros hijos y estudiantes a ser personas mucho más equilibradas psicológicamente y mucho más integras en cuanto a la forma de recibir buenas o malas noticias en sus vidas futuras.

No es lo mismo una persona que lo dramatiza todo extremadamente que una persona que lo relativiza y lo recibe como algo natural en la vida, por tanto lo normaliza y tampoco es lo mismo alguien que se lo toma todo efusivamente o con excesiva alegría y positivismo, pues tampoco es un comportamiento equilibrado recibir una mala noticia con total euforia y alegría.

Por tanto desde mi humilde punto de vista pero ya maduro tras tantos años ejerciendo como  profesor y padre, pienso que es fundamental educar para la aceptación y normalización de los eventos positivos y negativos de las vidas de los niños y adolescentes porque ello les llevará a ser sin ninguna duda adultos más equilibrados y que normalizan y superan mucho mejor todo lo que la vida les va dando durante el camino de altibajos que supone la trayectoria vital de los seres humanos.