(Jmm Caminero) La Fundación Contemplare tiene una doble finalidad, por un lado, mostrar la labor de los monasterios de clausura, y, por otro, ayudar a que vendan sus productos que realizan para vivir.

Bajo el adagio o máxima o fundamento de Benito de Nursia, patrón de Europa, “ora et labora”, cientos de monasterios y conventos, de distintas órdenes religiosas católicas, que están diseminados como vergeles por esta Península, ya tan antigua y, ya tan nueva, existen miles de hombrees y mujeres que se dedican su tiempo-espacio a la búsqueda-encuentro con el Ser Supremo, buscando en el hablar con Él, la oración, el trabajo, el estudio, el descanso legítimo, la penitencia…  un camino hacia esa dirección.

Análisis y funciones.

Siguiendo ese ideal, los conventos y monasterios, tienen una serie de gastos fijos, además del mantenimiento de las persona que viven en esos receptáculos de historia y de arte, que suelen ser dichas arquitecturas, que traspasan las generaciones como caballos buscando y ansiando la paz y el bien y la verdad y la bondad y al Buen Dios. Decíamos, que como todo ser humano, formado de carne y mente y alma, también de carne-cuerpo necesitan cubrir una serie de necesidades mínimas y modestas, por tanto, deben realizar un trabajo, con al menos, con diversa  finalidad, una labor que sirva para perfeccionar la tierra, producir realidades necesarias al ser humano, para cubrir sus gastos y sus servicios que no pueden producir ellos mismos, para ofrenda ante Dios, por el bien de la sociedad y de la humanidad, por amor al Amor de los Amores…

Casi todo convento o monasterio del cristianismo, tiene que realizar alguna labor para poder subsistir, vivir y sobrevivir, además de las características anteriores, entre otras, realizan productos para la venta al exterior –de diversas clases y tipos-. Existe una paleta muy amplia de funciones, que realizan, pero entre otras, es la producción de alimentos postres dulces, de todas las clases y de todos los colores y formas y sabores y texturas y materiales. Los dulces de los conventos que son famosos, algunos desde hace siglos, que se han ido transponiendo por el cabalgar de los siglos, otros, diríamos, de un tiempo reciente, de varias décadas.

La Fundación Contemplare colabora con unos 120 conventos de clausura siendo los intermediarios, sin ánimo de lucro por parte de dicha organización, para poner en contacto a los conventos-monasterios de clausura y su producción y producciones en distintos segmentos, y el público en general.

Según dicha Web oficial, en España viven un tercio de los monjes del mundo, cerca de ochocientos monasterios. Yo, que voy alcanzando una cierta edad, soy consciente y recuerdo, que hubo un tiempo, hace unas décadas, que se produjo una especie de ampliación de la espiritualidad en Occidente, y muchas personas, caminaron hacia los monasterios de otras religiones no cristianas, especialmente de Oriente. Sin crítica negativa a nadie, ni a ninguna espiritualidad religiosa del mundo. A veces, he pensado, que como le expresó un gurú hindú védico a un grupo de jóvenes españoles occidentales, según contaban, algo así. “que no tenían que viajar tan lejos que aquí tenían a Juan de la Cruz y Teresa de Ávila para seguirlos”.

Conclusión. 

A veces, caminamos cientos de miles de kilómetros buscando la profundidad del autoconocimiento, la esencialidad de nuestro ser, realidades de sentido, intentar encontrar la esencia del corazón humana, a través de espiritualidades, alejadas de las tradiciones occidentales, y, a unos cientos de metros, a unos miles de metros de tu residencia habitual, puedes hallar en un círculo no demasiado grande, en un viaje de unas decenas de minutos, un monasterio o un convento que te puede acoger unos días, para tú, tú volver a tu interior, descansar un poco de tanto ruido del exterior, si tienes fuerza y valor, dejar el móvil unas horas al día, empezar a leer con tranquilidad y sosiego, quizás, volver a la fe del cristianismo que está herida en ti, que has tenido siempre y has olvidado, o que duerme en el silencio esperando el despertar…

O, si eres ateo o agnóstico, en algún grado, calidad o cantidad, quizás, por tradición familiar, o por tus lecturas, no impide que visites estos lugares y a estas personas, con sosiego y moderación y sin prisas y sin obligaciones, puedas volver a pensar y repensar a ti y a ti mismo y en ti mismo. Ya, ya que posiblemente, ya a tantos lugares hayas viajado en tu existencia, según seas un árbol joven o de mediana edad o estatura, o ya, sabiendo que el horizonte del final, es la siguiente gran puerta que tienes que horadar-atravesar o se abrirá a tus ojos, aunque no conoces, ni el día, ni la hora, con sosiego, sea cual sea la/tu situación, debes replanearte, no solo el sosiego y descanso y la mesura y la prudencia, sino pensar, que quizás no solo somos carne y mente, en una sociedad y cultura y Naturaleza, sino que quizás, también seamos carne y cuerpo y mente y conciencia y alma y espíritu inmortal, en una sociedad y cultura y naturaleza. Paz y bien…

http://filosliterarte.blogspot.com.es    © jmm caminero (08 febrero 2022 cr).

Fin artículo 2.887º: “Fundación contemplare: ora et labora”.