(Eduardo Madroñal Pedraza) Enfrentamos un otoño oscuro y un invierno duro en España. Enfrentamos una pandemia social consecuencia de una pandemia económico-sanitaria. Porque el virus es biológico pero la pandemia tiene sufrimientos de clase social. Por ello, en estos tiempos turbulentos es necesario, es esencial, reconocer nuestras fuerzas. Ser conscientes, volver a proclamar, que España, y su población, es capaz de ser líder mundial durante 28 años consecutivos. ¿En qué?

España es líder mundial durante 28 años consecutivos en donantes y trasplantes. Esto sería algo para celebrar institucional y popularmente a lo largo y a lo ancho de toda España, como si fuera un día festivo. Porque el prolongado liderazgo español no es algo fortuito, secundario o inexplicable, sino que reposa en valores históricos y capacidades profundas de nuestro pueblo y de nuestro país.

Queremos, modestamente, poner nuestro humilde granito de arena para destacarlo en estos tiempos oscuros y duros. Así como explicitar los valores y capacidades en los que se asienta una conquista mundial de España y de su gente. Porque sirven de ejemplo y de guía.

España ha sido líder mundial en donación durante 28 años. En 2019 España se ha mantenido como líder mundial en donación, con una tasa de 49,6 donantes por millón de población (p.m.p). Los datos del Registro Mundial también reflejan la importante contribución española a la donación de órganos: nuestro país aportó el pasado año el 20% de las donaciones de órganos de la UE y el 6% de las registradas en el mundo, pese a que España apenas representa el 9,1% de la población europea y el 0,6% de la mundial.

España alcanzó una tasa de 117,4 trasplantes p.m.p, sólo superada por Estados Unidos, que registra 123,4 trasplantes p.m.p, debido a su importante actividad trasplantadora de donante vivo. España ocupa, con diferencia, el primer puesto en el ranking internacional de trasplantes de donante fallecido, con una tasa de 107,9 trasplantes p.m.p, muy por encima de los 100.9 p.m.p de Estados Unidos, pese a la dramática epidemia de fallecimientos por el uso de drogas por vía parenteral, acontecida en la superpotencia estadounidense.

Australia, que ha recibido asesoramiento de nuestro país y ha reproducido todos los elementos del Modelo Español, también ha mejorado su tasa de donación de órganos a lo largo de los últimos años, alcanzando los 21,8 donantes p.m.p. en 2019. Lo mismo ha sucedido en Canadá, con 22,2 donantes p.m.p, con una mejora progresiva parcialmente atribuida a la figura de los “Donation Physicians”, médicos intensivistas con responsabilidad en la donación. Nuevamente, una contribución de nuestro Modelo Español.

Aquellos países de la UE que han implantado en parte o en su totalidad el Modelo Español de Trasplantes, como Croacia, Francia, Italia o Portugal, siguen liderando el ranking europeo, tanto en lo que se refiere a la tasa de donación como a la de trasplante. En Reino Unido, donde se ha incrementado de forma considerable la actividad en los últimos años, ha sido fundamental la implicación de los intensivistas en el proceso de donación, una de las piezas clave del sistema español de trasplantes.

Iberoamérica, con quien España colabora desde hace 15 años a través de la Red/Consejo Iberoamericano de Donación y Trasplante (RCIDT) tanto en materia de asesoramiento en gestión, como en formación de profesionales en coordinación de trasplantes, ha incrementado en un 9% la donación de órganos en 2019, alcanzado los 10,3 donantes p.m.p, lo que le ha permitido realizar 18.183 trasplantes.

La donación en asistolia y la colaboración de los profesionales de intensivos y urgencias con los coordinadores de trasplante, se han convertido en elementos fundamentales en la mejora de la actividad. A su vez, España tiene una gran experiencia en el trasplante de órganos de donantes de edad avanzada con buenos resultados, área de potencial mejora en otros países. En nuestro país, más de la mitad de los donantes tienen una edad superior a los 60 años, porcentaje muy superior al registrado en la mayor parte de países de nuestro entorno.

La tendencia creciente que ha experimentado España en el campo de la donación y el trasplante en los últimos años se ha visto resentida en 2020 por la crisis sanitaria causada por la COVID-19. Pese a ello, desde el 13 de marzo, anuncio del Estado de Alarma, hasta el 3 de septiembre se han realizado 1.649 trasplantes a partir de 760 donantes. La recuperación de la actividad pese a la situación epidemiológica ha sido posible gracias al establecimiento de protocolos claros para la evaluación y selección de potenciales donantes y receptores y el establecimiento de circuitos libres de COVID-19, en línea con las directrices marcadas en el Plan Post-COVID-19, impulsado por la ONT y las Coordinaciones Autonómicas de Trasplantes.

La ONT recuerda que el éxito de España en donación y trasplante, con un enorme impacto en salud, no sería posible sin la excelente labor de los profesionales sanitarios que participan en esta actividad, la cooperación de diferentes colectivos e instituciones, y la generosidad de los donantes y sus familias.

Creo que la clave de estas cifras es la organización. Ser donante es difícil. No basta con querer. Hay que tener todo un sistema organizado y coordinado previamente para conseguir que cualquier donación que quiera realizarse no se pierda. En esta sabia y concentrada opinión residen tres fustes que queremos destacar en esta ocasión.

Primero. La solidaridad del pueblo de toda España más allá de la vida ha penetrado nuestra propia legislación. En 1979 la ley 30/1979 en su artículo 5 ya determinaba que “las personas presumiblemente sanas que falleciesen en accidente o como consecuencia ulterior de éste se considerarán, asimismo, como donantes, si no consta oposición expresa del fallecido”. En 2012 el Real Decreto 1732/2012 especificaba los principios en los que se debe basar la donación, es decir, “se respetarán los principios de voluntariedad, altruismo, confidencialidad, ausencia de ánimo de lucro y gratuidad”. Esto no se ha podido aprobar legalmente, por ejemplo, en un país como Alemania.

Segundo. La Organización Nacional de Trasplantes se apoya en un sistema de sanidad por el que las donaciones viajan desde Andalucía hasta Cataluña, desde Canarias hasta el País Vasco, desde Murcia hasta Galicia… pasando por Aragón, Baleares, Cantabria, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura y Madrid. Porque la unidad del pueblo de toda España persiste más allá de la vida.

Tercero. Como ha destacado Beatriz Domínguez-Gil -la actual directora de la ONT que ha sustituido a Rafael Matesanz, el histórico director durante 28 años hasta su jubilación- considera que las nuevas cifras históricas han podido alcanzarse por “la solidaridad de los españoles y el enorme esfuerzo de la red de coordinación” que apuesta por “seguir mejorando”. Lo que se llama el modelo español de organización, y que se ha convertido en un ejemplo mundial.

La columna vertebral de modelo español son los coordinadores de trasplantes. Y el principal músculo es la enfermería, desde las oficinas de la ONT hasta los hospitales, la coordinación de enfermería y su implicación en cada peldaño del proceso de donación y trasplante ha sido y es vital. Son también quienes han capitaneado una de las partes más delicadas: la formación a profesionales sobre comunicación en situaciones de crisis, uno de los puntos clave a la hora de conseguir la donación.

Recordemos las palabras de Rafael Matesanz sobre los tres pilares del liderazgo mundial español: uno, es “la generosidad de la población, cuando el mensaje es correcto y hay confianza en el sistema, en este caso, que el órgano va a ir a la persona que más lo necesita, con criterios médicos y sin discriminación”. Dos, es la existencia de “un sistema que atiende a todo el mundo” y por ello “que todo el mundo puede donar porque todo el mundo lo puede necesitar”. Y tres, es la organización, “el sustento profesional, los coordinadores de trasplantes que, con el soporte del resto, han posibilitado alcanzar tales cifras de donación”, un sistema organizativo conocido, y admirado, internacionalmente como el ‘modelo español’.

Frente a las constantes campañas despectivas que nos inoculan los grandes medios de información de fuera y de dentro de España sobre cómo somos nosotros, la inmensa mayoría de los españoles, nuestro liderazgo mundial desenmascara la falsedad de tales ataques a nuestra valía como pueblo y a nuestra potencia organizativa como país… si la causa es justa. Fortalezas que son siempre negadas por la propaganda de las grandes potencias extranjeras y siempre renegadas por nuestra sumisa clase dominante.