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El IAM y el Centro Andaluz de las Letras lanzan una iniciativa para sumar voces literarias contra la violencia de género

Caballero Bonald, Pablo García Baena, Eduardo Mendicutti o Luis García Montero se suman al manifiesto Voces sin Violencia

El Instituto Andaluz de la Mujer (IAM) y el Centro Andaluz de las Letras (CAA) han puesto en marcha este año, en el marco de las iniciativas organizadas en torno al 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, una actuación para concienciar desde el ámbito literario sobre la necesidad de una mayor cultura de la igualdad y contra la violencia machista. Se trata del manifiesto ‘Voces sin Violencia’, presentado hoy por el delegado del Gobierno andaluz, José Luis Ruiz Espejo, la directora del IAM, Silvia Oñate, y el director del CAL, Juan José Téllez, y en el que han participado 11 escritores y escritoras.

La iniciativa consiste en la lectura conjunta de un manifiesto, así como de textos literarios elaborados por los propios autores y autoras contra el feminicidio y a favor de la plena igualdad de oportunidades. La lectura ha contado con la participación de Antonio García Velasco, Rosa Romojaro, Rafael Ballesteros, Filomena Romero, Alfredo Taján, Herminia Luque, Inés Mª Guzmán, Guillermo Busutil y Julio César Jiménez, además de la Asociación Colegial de Escritores de Andalucía.

Asimismo, se han adherido al manifiesto, entre otros, Pablo García Baena, José Manuel Caballero Bonald, Ana Rossetti, Antonio Hernández, Juana Castro, Luis García Montero, Carmen Moreno, Eduardo Mendicutti, Pilar Quirosa, Felipe Benítez, Aurora Luque, Rosa Romojaro, Alfredo Taján, Guillermo Busutil, Antonio Rodríguez Almodóvar, Inés María Guzmán, Antonio García Velasco, Francisco Morales Lomas, José Sarria, Manuel Gahete, Herminia Luque, José Infante, Julio César Jiménez, Pura López, Enrique Baena, Isabel Berdugo, José Cabrera Martos, Luis Alberto del Castillo, Susana Fernández Castro, Juan Gaitán, José García Pérez, Juan Antonio Guzmán Camacho, Diego Medina, Angel Olgosa, José Orihuela, Juan Clemente Sánchez y Franciso Vélez Nieto.

 

Con esta actividad, el IAM pretende sumar al sector cultural a la red de colaboración social contra la violencia machista, en sintonía con la línea estratégica marcada en estos últimos meses. En este sentido, desde el IAM se ha querido marcar el reto de «implicar y corresponsabilizar a toda la ciudadanía» en la creación de una conciencia social igualitaria y crítica con la violencia y el machismo que la sustenta. Para ello, se trabaja de en la formación de «agentes de colaboración» en el ámbito universitario, en el asociacionismo, en las instituciones, en las redes sociales y, desde el pasado verano, en diferentes sectores profesionales (restauración, comercio, turismo, peluquerías, taxis, …).

José Luis Ruiz Espejo ha destacado la idoneidad de la ciudad de Málaga para esta iniciativa, dado que es una tierra de grandes escritoras y al mismo tiempo es el lugar donde hace 25 años, en 1989, se creó el Instituto Andaluz de la Mujer, «y por tanto que mejor lugar que Málaga «para aunar esfuerzos hoy en la lucha contra la violencia de género y hacerlo desde la cultura».

El delegado del Gobierno ha insistido en la necesidad de luchar «desde abajo, desde los primeros niveles de la educación de nuestros jóvenes, para que no se repitan estereotipos ni conductas machistas» y parafraseando al poeta Gabriel Celaya que ha afirmado que «podríamos decir que la Educación y la Cultura deben ser armas cargadas de futuro contra la violencia de género. Educar es formar no sólo en conocimientos, sino también en valores, y esa debe ser una tarea conjunta, de toda la sociedad».

Por su parte, la directora del IAM ha señalado que el sector literario, junto a toda la industria del ocio, la cultura y la comunicación (videojuegos, televisión, cine, música,….) representa uno de los ejes de socialización «más importantes para las personas», y tiene un poder de influencia sobre la generación de valores y roles sociales «equiparable incluso al de las familias o la escuela». Por ello, Oñate ha destacado la importancia de «sumar voces literarias a favor de la igualdad, en contra de la violencia», ya que «esas voces tienen la capacidad de llegar a otras muchas».

Según ha recordado la directora, «la concienciación social es la base para la creación de un espíritu crítico que no tolere la violencia, y que consiga erradicar el machismo estructural que se perpetúa».

El conjunto de iniciativas de concienciación del IAM organizadas en torno al 25 de noviembre , y que este año han estado especialmente marcadas por su carácter atemporal -a lo largo de todo el año-, tendrán como culmen la presentación de la campaña institucional contra la violencia de género, que en esta edición abordará también el objetivo de sumar voces sociales e institucionales contra este problema social.

MANIFIESTO

Voces sin violencia

 

Contra la idea de violencia, la violencia de la idea. La palabra debe alzarse contra la barbarie. Ese viene siendo el principal rumbo de la literatura desde que los rapsodas ciegos del Ática nos narraban  la guerra de Troya o los viajes de Ulises o desde que Scherezade intentaba evitar con relatos durante mil noches y una que su marido, el sultán, la asesinase.

 

Los autores y escritoras que firman este manifiesto desean reivindicar, por invitación del Instituto Andaluz de la Mujer y del Centro Andaluz de las Letras, un cambio de imaginario que nos ayude a evitar los 42 asesinatos de mujeres en el Estado español, en lo que va de año. Un censo que eleva ya a casi un millar de asesinatos con víctimas de nombre femenino en lo que va de siglo en nuestro país: 754 desde 2003, para hablar con exactitud. Que nada ni nadie justifique lo injustificable, que ningún argumento ayude a que sigan  cayendo esposas o hijas en esa guerra sin declarar que se basa en un machismo de la peor estirpe, al que a veces hemos brindado la coartada de argumentos falaces, datos manipulados y lugares comunes que han consolidado el tópico de que la lucha por la igualdad peca de excesos cuando justamente sigue siendo un camino justo pero apenas iniciado.  

 

Saludamos, desde luego, que la Real Academia de la Lengua haya aceptado la voz «feminicidio» para definir esta masacre que se extiende a no pocos lugares del mundo con Ciudad Juarez, en México, como el principal ojo del huracán de ese crimen colectivo. Nunca es tarde si el diccionario es bueno. Y hay quien piensa que aquello que no se nombra, no existe. El feminicidio ya no sólo existe como realidad sino que contamos con una palabra rotunda para definirlo, sin paliativos ni medias tintas. Sin embargo, todavía queda mucho para eliminar las zonas de sombra que rodean a la mujer. Durante siglos y a pesar de Safo de Lesbos o de Emilia Pardo Bazán, su papel fue prácticamente invisible en las páginas de la historia universal de la literatura.

 

Ya es sencillamente imposible negar que la mujer ha llegado a la literatura para quedarse, pero que siguen existiendo profundas tinieblas sociales donde se practica otro tipo de feminicidio, que no mata sus cuerpos sino el alma de los derechos que debieran ser iguales para mujeres y hombres. A diario, asistimos a esa otra violencia contra la mujer, la de la brecha salarial, la de la falta de conciliación familiar que las posterga en el mercado laboral o la de una sociedad que sigue negando su voz y su presencia en las altas esferas del poder económico.

 

Por todo ello, quienes firmamos este documento pretendemos alzarnos como voces sin violencia, a favor de la vida y en contra de la muerte, a contracorriente de cualquier ceguera que nos impida verlas y de cualquier mordaza que nos impida denunciar su maltrato.