(Eduardo Madroñal Pedraza) Según el sindicato de técnicos del Ministerio de Hacienda, Gestha, “136.052 altos directivos ingresan exactamente lo mismo que los 5.750.000 trabajadores con sueldos más bajos”. Es decir, los ingresos de una ínfima minoría a la par que los ingresos de una inmensa mayoría.

Si lo estudiamos un poco más y comparamos los salarios más frecuentes, la situación es aún más dramática. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), los principales ejecutivos de las 35 mayores empresas que cotizan en bolsa (IBEX35) cobraron en bruto 4.900.000 euros de media en 2017 (que son los últimos datos disponibles). El salario más frecuente en nuestro país fue de 17.482 euros anuales. En 2017, un presidente ejecutivo del IBEX35 cobró 282 veces más que el salario más frecuente de un trabajador en España.

Pero no satisfechos con sus sueldos millonarios -en euros- han seguido subiéndoselos durante la crisis. Por ejemplo, 15 empresas del IBEX35 han aumentado los sueldos de sus presidentes y consejeros delegados por encima del 10%. Incluso la última Encuesta Anual de Estructura Salarial publicada este verano nos informaba de que los presidentes ejecutivos del IBEX35 cobraban 207 veces más que un trabajador medio en nuestro país. Para hacernos una idea del creciente abismo, en 2013, la diferencia entre un presidente del IBEX35 y un trabajador medio era de “solo” 136 veces más. En un periodo tan corto como cuatro años, la diferencia ha aumentado un 50% más.

Según un estudio realizado por el Economic Policy Institute, entre 2014 y 2018 los salarios de los altos directivos del IBEX35 aumentaron un 6’4% anualmente, mientras que los salarios de los trabajadores se quedaban congelados, o en realidad disminuían en relación con el coste de la vida. Una muestra sangrante del creciente abismo social existente también en el abismo salarial entre una ínfima minoría de privilegiados y el 99% de la sociedad española.

Si a este minúsculo grupo social, que representa menos del 0’25% de la población española, se les limitase el salario, por poner un ejemplo, a 10.000 euros mensuales, se liberarían 10.860 millones de euros; lo que unido a una reforma del IRPF para que se aplique el 75% a las grandes fortunas con bienes superiores a 600.000 euros anuales –lo que liberaría otros 3.182 millones de euros-, permitiría que todo trabajador a tiempo completo pasase a cobrar como mínimo 1.000 euros mensuales sin que el Estado tuviera que aportar nada de su bolsillo.

Una medida necesaria y urgente contra el abismo social es la redistribución salarial, como parte de las medidas de redistribución de la riqueza.