LOGOIU2(Lola García / Asamblea de Izquierda Unida)Según la Estadística de Condiciones de Vida del Instituto Nacional de Estadística, al menos 3 millones de hogares familiares en España (18%) no consiguen alcanzar una temperatura cálida en sus hogares. La falta de recursos económicos de estas familias para lograr un mínimo bienestar resulta evidente, pero sin duda, el 78% de subida de las tarifas eléctricas en los últimos diez años es la causa original de la desoladora escalada de la pobreza energética en nuestro país.

2014 será el sexto año de azote de la gran crisis económica a la sociedad española. En sus inicios, esta crisis era ajena a los ciudadanos de a pie. Fue la crisis del sector financiero, de los grandes poderes económicos, y durante muchos meses  el empleo, los servicios sociales, las inversiones, el consumo, el día a día, transcurrían con normalidad. Llegamos a escuchar de boca de dirigentes de grandes potencias mundiales, como Obama o Sarkozy, que era imprescindible la refundación del capitalismo, ya que había permitido que los grandes monstruos financieros especularan por encima de sus posibilidades.

En una segunda etapa de la crisis, el capital se impuso, sometiendo a los gobiernos y haciéndoles asumir el gran descalabro económico. Los representantes del pueblo se doblegaron y trajeron la crisis a nuestros hogares, haciéndonos además responsables de la misma, con el insultante mensaje de que habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades.

Hoy los ciudadanos de a pie somos carne de crisis, el paro, la precarización de las condiciones laborales, los recortes en servicios públicos y derechos fundamentales, las subidas de impuestos, el copago, el pensionazo,… nos afectan a todos. Cada familia vive su propia ración de crisis, y masca de cerca el drama de vecinos, familiares y amigos. Ya no es necesario acudir a informes o documentales sobre terceros países para tomar conciencia de la pobreza y desigualdades que genera el hasta hoy intacto capitalismo neoliberal. Conocemos la injusticia social de primera mano.

En una vuelta de tuerca más, y como consecuencia de la vorágine privatizadora de sectores estratégicos emprendida por el mismísimo Felipe González, las personas también ven restringido e incluso llegan a perder el acceso a recursos básicos como los suministros de electricidad, el gas o el agua.

Quizá en este punto podríamos afirmar que esta maldita crisis empezó mucho antes de 2008, y que también hace ya décadas que los gobiernos se doblegaron ante el poder económico olvidándose del bien común y el interés general.

La liberalización del sector eléctrico se justificó, como en otras tantas privatizaciones, con la cantinela de que la competencia y el libre mercado traerían la bajada de precios para los usuarios. Lejos de regular el sector, articulando medidas que evitasen la especulación con el precio de la electricidad, gobierno tras gobierno, tanto del PSOE como del PP, se han encargado de proteger a las grandes compañías del sector, en perjuicio de los usuarios. No se exige desde el gobierno transparencia en cuanto a los costes de producción de la electricidad, por lo que resulta imposible saber si los precios evacuados en subasta cada dos meses son razonables. Además, esos opacos costes de producción son los que vienen generando el déficit de tarifa, una deuda que no deja de crecer y que será herencia para próximas generaciones.

Para colmo de la desvergüenza, hace algunos días, el Secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, aseguró que en el último año ha bajado el precio de la luz para los usuarios, refiriéndose a una comparativa interanual que arroja una bajada, en el mejor de los casos de un 3%.

A todas luces, esa bajada del 3% en el precio de la electricidad resulta irrisoria en relación al 78% de subida acumulada en diez años. Entonces, cuándo hace esas manifestaciones, ¿para quién trabaja nuestro Secretario de Estado de Energía? La respuesta es bien sencilla, trabaja para aquellos que le darán el “puestecito” bien remunerado una vez salga el Sr. Nadal de la política, como a tantos otros, desde Felipe hasta José María.

Por más que se empeñe Rajoy y que nos pese a todos los españoles, no asoma en el horizonte la recuperación económica. En este escenario social que no hace más que empeorar, los responsables políticos no cesan de poner en evidencia que su único amo es el poder económico, insultando a la inteligencia y agotando la paciencia de un pueblo que cada día se encuentra más cerca de la desesperación.