El solemne acto ha tenido lugar en El Portón con la presencia de numerosas autoridades civiles y militares, asociaciones, colectivos y funcionarios de la prisión provincial, quienes han recibido menciones de reconocimiento y medallas al mérito penitenciario. El alcalde ha remarcado la “profesionalidad”, “humanidad” y la labor “esencial” de estos trabajadores
Alhaurín de la Torre ha sido escenario otro año más del Día de Nuestra Señora de la Merced, Patrona de Instituciones Penitenciarias, que se ha celebrado en la Finca Municipal El Portón. El templete de sus jardines ha acogido este solemne acto oficial, en el que el municipio, sede del Centro Penitenciario Málaga I, ha reafirmado su papel protagonista de esta efeméride.
Desde la puesta en servicio del Centro Penitenciario Málaga II en Archidona hace unos años, ambas localidades se han alternado en esta celebración. Organizadores y asistentes coincidieron en resaltar la comodidad, la calidad de las instalaciones y el valor cultural y botánico de este emblemático recinto de Alhaurín de la Torre.
La cita contó con la presencia de representantes de instituciones civiles, militares, policiales, judiciales, religiosas y consulares, además de cofradías y hermandades, y colectivos sociales, culturales, de voluntariado y cooperación. También acudieron numerosos funcionarios del ámbito penitenciario, que recibieron homenajes y reconocimientos especiales.
En nombre del Ayuntamiento, anfitrión del evento, asistieron el alcalde, Joaquín Villanova, y otros concejales de la Corporación Local. Junto al regidor, han presidido la mesa el subdirector general de Planificación y Gestión Económica, José Jesús Miranda, quien en su día fuera también director de la prisión de Alhaurín de la Torre; y el subdelegado del Gobierno en Málaga, Francisco Javier Salas.
Durante el turno de intervenciones, Villanova ha querido recalcar la “profesionalidad, humanidad y respeto” de todos los funcionarios y trabajadores de Instituciones Penitenciarias, y en especial se ha referido a la labor “esencial” que realizan al “brindar nuevas oportunidades de reinserción a quienes un día se vieron privados de libertad”.
“Estamos ante personas excepcionales que hacen cosas excepcionales, aunque a veces, con medios limitados, lo cual otorga aún mayor mérito a este admirable desempeño”, ha dicho el alcalde, quien ha aprovechado para recordar la figura de la malagueña Victoria Kent en el ámbito penitenciario.
Villanova ha insistido en que “una sociedad que apuesta por la reinserción es una sociedad más fuerte, más justa y más humana”, y ha hecho un llamamiento dirigiéndose a los funcionarios presentes: “sigamos reconociendo el valor incalculable de vuestro trabajo y la necesidad de dotarlo de más medios y recursos”.
El acto prosiguió con la entrega de medallas de plata y bronce al mérito social penitenciario, menciones honoríficas, placas por la trayectoria en Instituciones Penitenciarias y otras distinciones a trabajadores, funcionarios y personas vinculadas a la labor que se realiza en estos centros.
La jornada concluyó con un aperitivo en los jardines de El Portón.
DISCURSO DEL ALCALDE, JOAQUÍN VILLANOVA:
En nombre del Pueblo de Alhaurín de la Torre, reciban todos y todas mi más cálida bienvenida a esta ceremonia con motivo del Día de Nuestra Señora de la Merced, Patrona de las Instituciones Penitenciarias. Lo hacemos en este lugar privilegiado, la Finca Municipal El Portón, un jardín urbano que es orgullo de nuestro municipio y uno de los enclaves más bellos de la provincia.
Estamos en un espacio único que, afortunadamente, volvió a abrirse a una celebración tan significativa tras un largo tiempo de ausencia, y desde entonces se ha convertido de nuevo en casa para todos en un día tan especial. Es un honor, por tanto, contar con tan distinguida audiencia en esta mañana. Alhaurín de la Torre es el municipio decano en su condición de anfitrión de la celebración del Día de la Merced, con merecida fama, dicho con todo respeto y modestia a los demás municipios organizadores.
Permítanme comenzar felicitando a quienes son protagonistas indiscutibles de esta jornada: los hombres y mujeres que, con entrega diaria, conforman la gran familia penitenciaria del centro de La Moraga. Desde hace ya 85 años, cada 24 de septiembre conmemoráis esta festividad en toda España, honrando una vocación que no siempre es reconocida como merece, pero que resulta indispensable para la salud de nuestra Democracia.
El Día de la Merced, qué duda cabe, significa mucho más que una celebración. Es toda una afirmación de principios: la fe en la dignidad humana, el compromiso con la justicia y la certeza de que el bien común se construye también en los lugares más difíciles. Por todo ello, en nombre del Pueblo de Alhaurín de la Torre, les expreso mi más sincero agradecimiento y mi firme compromiso de seguir apoyando esta misión que nos engrandece como sociedad.
Quiero trasladar mi gratitud y reconocimiento a cada funcionario y funcionaria, y de manera especial al actual director, don Jaime Lozano, y a todo su equipo, por la continuidad de un trabajo hecho con profesionalidad, humanidad y respeto. También a quienes hoy reciben sus placas por los años de servicio o celebran su jubilación, tras dedicar una vida entera a esta misión silenciosa, sacrificada y, sin embargo, tan esencial: brindar nuevas oportunidades de reinserción a quienes un día se vieron privados de libertad. Estamos ante personas excepcionales que hacen cosas excepcionales, aunque a veces, con medios limitados, lo cual otorga aún mayor mérito a este admirable desempeño.
Señoras y señores: Cuando en 1996 asumí la responsabilidad de restablecer los lazos entre este Ayuntamiento y el Centro Penitenciario, tras años de desencuentro, lo hice convencido de que la cooperación y el entendimiento serían el único camino posible. El tiempo nos dio la razón: 29 años después, puedo decir con orgullo que aquella decisión abrió las puertas a proyectos culturales, sociales, deportivos, laborales y comunitarios que nos han enriquecido a todos, y que incluso nos valieron el reconocimiento de la Medalla de Plata al Mérito Social Penitenciario.
Mi vínculo personal con la labor penitenciaria me ha enseñado que pocas tareas hay tan nobles como la de ayudar a levantarse a quienes cayeron. En mi etapa como diputado, trabajando en programas de reinserción y en la lucha contra las adicciones, comprobé que la verdadera grandeza de las instituciones públicas está en su capacidad de transformar vidas.
Hoy, al celebrar la festividad de la Merced, no puedo evitar evocar a una mujer cuya voz resuena aún como conciencia ética de nuestro país: Victoria Kent Siano. Ella, que dijo con convicción que “nadie se reinserta en la desesperanza”, abrió un camino de humanidad y respeto en un tiempo en el que era difícil hablar de dignidad en las cárceles. Su empeño por humanizar el sistema penitenciario, unido a la visión pionera de Concepción Arenal —aquella que reclamaba llevar la escuela a las prisiones—, nos recuerda que la justicia no se mide solo por la ley, sino también por la compasión.
Gracias a esas semillas sembradas en la historia, España pudo, en los años de la Transición, construir un modelo penitenciario que hoy es referente internacional. Un modelo que reconoce a la persona penada como miembro de la sociedad y que trabaja para que su regreso a la libertad esté lleno de oportunidades.
Tal espíritu sigue vivo en el día a día gracias a ustedes, miembros de la familia penitenciaria, todos los que hacen posible que el Centro en el que trabajan no sea un lugar de oscuridad u olvido, sino de expectativa para un futuro mejor y en libertad. Y también gracias al voluntariado y a otros colectivos sociales, que recuerdan que la educación y el acompañamiento son llaves que abren puertas al futuro.
Todo ello nos recuerda que una instalación penitenciaria no puede ser nunca un espacio de exclusión, sino un lugar de oportunidades. Los internos e internas, aun sometidos a privación de libertad, continúan formando parte de la sociedad y merecen que esta les ofrezca vías para regresar a ella en libertad y en plenitud.
A los funcionarios y funcionarias, a los educadores, psicólogos, maestros, sanitarios, voluntarios, pastoral penitenciaria y a todos los que formáis parte de esta comunidad, os reitero mi gratitud. La educación, la formación profesional, el acompañamiento y la atención humana que proporcionáis son las llaves que permiten abrir caminos hacia un futuro distinto. Que nunca se olvide que, en cada persona reinsertada, en cada vida recuperada, se refleja la grandeza del sistema y la victoria de la esperanza sobre la desesperanza.
Hoy, desde este escenario, quiero hacer un llamamiento: sigamos reconociendo el valor incalculable de vuestro trabajo y la necesidad de dotarlo de más medios y recursos. Porque una sociedad que apuesta por la reinserción es una sociedad más fuerte, más justa y más humana. Queridos amigos y amigas, voy terminando.
La historia nos enseña que ninguna oscuridad es eterna, y que siempre es posible volver a caminar hacia la luz. Ese es, al fin y al cabo, el mejor homenaje que podemos rendir a Nuestra Señora de la Merced y a todos los que cada día, en silencio, hacen realidad el milagro de la reinserción.
Muchas gracias, muchas felicidades y buenas tardes.